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No, no es un molinillo de pimienta: es la primera calculadora compacta de la historia y se gestó en un campo de concentración nazi

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Conoce como este aparato tan extraño dio pie para la calculadora que hoy en día utilizas en tus exámenes, es impresionante como evolucionamos

La tecnología cada vez da pasos mucho más firmes y que dan pie a la creación de herramientas o incluso hasta ciertos elementos que son interesantes y cuentan con funciones bastante interesantes que a muchos de nosotros nos atraen.

Así como ahora, antes también se realizaban diversidad de elementos que eran de uso diario pero que muchas veces podían tener diferentes funcionalidades, incluso hoy en día pudiesen ser confundidas sus funciones.

En la antigua Alemania hubo diversidad de desarrollos tecnológicos por así llamarlos y que son los primeros de muchos de los que conocemos hoy, en esta oportunidad queremos que sepas sobre uno de estos.

Si te atrae la tecnología pero también te agrada la historia entonces te recomendamos que sigas leyendo este post donde conocerás más sobre un elemento antiguo que fue gestado en un centro de concentración nazi.

Todo sobre la primera calculadora que parece un molinillo

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Los molinillos de pimienta no tienen nada que ver con las calculadoras pero debes saber que hay una amplia cantidad de razones por las cuales nosotros las asociamos y es porque la primera calculadora compacta parece uno de estos elementos que usualmente tenemos en la cocina.

Muchas han sido las cosas que se han diseñado y que se han mantenido a lo largo del tiempo por su versatilidad y hasta  por lo prácticos y cómodos que han llegado a ser y por supuesto que Curta ha hecho lo mismo.

Curta es el nombre de una de las abuelas de las calculadoras, por así llamarlas y es que hoy en día acostumbramos a ver calculadoras con botones, pantalla y algunas hasta se alimentan mediante pantallas solares pero esto no siempre fue así.

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Hubo calculadoras totalmente mecánicas y es aún más antigua que los ábacos y a partir de su creación se han podido desarrollar grandes cosas que han resultado llamativas, su desarrollo ha sido clave para lo que ahora conocemos.

Las primeras calculadoras aparecieron en 1623 cuando Wilhelm Schickard creó este dispositivo capaz de realizar operaciones aritméticas, una calculadora con forma de molinillo de pimienta pero además de ello contaba con muchas palancas y solo funcionaba para sumar y restar, era poco práctica y portable.

Para muchos matemáticos en la época eran de lo más deseados y es que si bien los cálculos que realizaba eran sencillos, estas máquinas sumadoras suponían una innovación total pero claro está que todo fue mejorando para el 1948 cuando Curta llegó con su diseño compacto pero fuera de lo común si lo comparamos con lo que ahora tenemos.

Se le considera como la primera calculadora de bolsillo de la historia pero es muy diferente a la calculadora actual puesto a que es muy similar a un molinillo de pimienta, era un cilindro que cabía en la palma de la mano y permitía hacer sumas, restas, productos, divisiones y hasta podía calcular las raíces cuadradas.

Lo que más llamaba la atención es que era sin batería, no tenía pantalla ni mucho menos un teclado, todo era posible gracias a una  manivela, se seleccionaban las cifras que queríamos operar mediante unos deslizadores alrededor del cilindro y luego se giraba la manivela y según las vueltas y el sentido y la posición de esta estaríamos sumando, restando, o haciendo otro tipo de cálculo.

Para su funcionamiento se emplearon engranajes que combinases tanto la suma como el complemento al 9 de manera que según la altura de la manivela se sumaría o se restaría.

Un ejemplo sería que para sumar 12 + 35 + 62 había que ir al anillo limpiador para que quede en 0, luego seleccionamos el 1 y 2 en los dos deslizadores de la derecha y daríamos una vuelta completa a la manivela, lo mismo luego con el 35 y con el 62, en cada giro se sumaría para dar el resultado; en el caso de las restas se giraría la manivela y se tiraría hacia arriba para cambiar la operación.

Para evitar errores contaba con mecanismos de seguridad para evitar que se pasase de una operación a otra y para fijar los números.

Era capaz de hacer operaciones hasta con 11 dígitos y con su diseño fue una maravilla tecnológica para la época.

Su diseño se basó en el aritmómetro de Gottfried Leibniz quien era matemático y elemento creado a finales del siglo XVII y su nombre viene de Curt Herzstark quien fue su inventor, un personaje siempre interesado en las calculadoras y su mecanismo misma pasión que lo llevó a trabajar en la venta de calculadoras.

Esto lo acercó más a lo que le gustaba, analizó modelos previos pero fue acusado de apoyar a los judíos, por lo que lo alejaron de su fábrica, pasando por varios lugares hasta llegar al campo de concentración nazi de Buchenwald, lugar donde Curta nació.

Su oportunidad se dio gracias a Fritz Walther, un personaje con buen estatus bajo el régimen de Hitler quien informó al comandante del campo de concentración lo valioso del prisionero entonces allí se le dio la oportunidad de construir “un pequeño utensilio para calcular” como regalo para Führer si funcionaba.

Todo funcionó y luego se fabricaron muchas más luego de la liberación con las tropas americanas, ya contaba con diseños más avanzados, aun así esta moledora de pimienta fue reconocida por el gobierno de Liechtenstein, cuando ya su creador tenía 84 años.

El desuso de Curta se dio por la llegada de las calculadoras electrónicas pero aun así fue un gran paso.

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